AL RESCATE DE LOS INSTINTOS

Desde el inicio de los tiempos, las personas hemos contado con una gran sabiduría natural y profunda. Una inteligencia que muestra la perfección de todo lo creado para la conservación y la evolución de la vida.

Esta inteligencia cósmica se manifiesta en el Instinto, esa parte innata de nuestra propia naturaleza que hace posible que la vida siga hacia delante y que podamos conectarnos con los demás seres y con la vida misma.

Los instintos constituyen nuestra parte más primitiva y antigua, esa parte de nuestra evolución que nos conecta con nuestra propia animalidad, coherente, espontánea y salvaje. Este animal interno está regido por la dimensión corporal y no por la racional, se guía por sus sentidos y no por sus pensamientos, escucha sus necesidades y las de la manada y no a la moralidad o el dogma.   Es gracias al instinto que hemos sido capaces de sobrevivir y perdurar a los desafíos que han ocurrido en el mundo desde hace milenios. Cuanto más refinado esté el Instinto, más conectados estaremos con la propia vida.

Hoy en día hay una gran necesidad de rescatar nuestra capacidad instintiva ya que por cientos de años los instintos se han ido reprimiendo, castigando, ocultando y desvirtuado y con ello, una parte esencial de nosotros mismos como seres vivientes. El peso de lo racional ante lo irracional, lo objetivo sobre lo subjetivo, la mente sobre el cuerpo, ha enterrado una parte de nuestra naturaleza y nos hemos desconectado de nuestra mayor fuente de poder personal y colectivo. Nos hemos desconectado de aquello que nos hace sentirnos vivos y conectados con la vida, con nuestra fuente de vitalidad.

Esta represión del instinto ha tomado muchas formas en nuestras sociedades: represión y castigo de la sexualidad, aislamiento e individualismo, mala alimentación por todos los alimentos adulterados y tóxicos, etc.

La represión del Instinto es la represión de la propia vida expresada a través de nosotros.

Somos un todo: animales, humanos y divinos. Es necesario integrar todas nuestras partes para sentirnos completos. No se trata de dominar u ocultar ninguna sino de expresarlas todas como manifestaciones sagradas de lo que somos en realidad.

Una vez escuché: “Si el animal está reprimido, el corazón está cerrado y el Dios/Diosa está dormido”. La invitación aquí es a DESPERTAR AL ANIMAL para ABRIR EL CORAZÓN y así SENTIR AL DIOS/DIOSA INTERNA.

¿Cómo puedes reconectar con tus instintos y despertar a tu animal interno? Aquí te dejo un listado de diferentes Instintos donde puedes comprobar cuáles tienes más integrados y cuáles necesitas desarrollar más en tu vida:

  • Alimentario: escuchar qué tipo de alimentos necesitas ingerir, alimentación saludable lo más fresca y natural posible
  • Maternal / Altruista: ofrecer apoyo, cuidado y disposición a estar al servicio
  • Sexual: experimentar una vida sexual plena
  • Seducción / Exhibición: permiso para gustar a los demás, mostrar los propios potenciales
  • Guarida: contar con un nido al que volver cuando se requiere reposo y contención
  • Migratorio: posibilidad de moverse y explorar distintos lugares
  • Lucha / Fuga: capacidad para confrontar, poner límites necesarios y capacidad de protegerse frente a adversidades
  • Exploratorio / Juego / Curiosidad: descubrir nuevas posibilidades en cualquier aspecto de la vida
  • Gregario: posibilidad de contar con grupos y comunidades a las que pertenecer y recibir apoyo y reciprocidad
  • Equilibrio / Reposo: capacidad de autoregularse y de encontrar armonía interna
  • Autocentrismo: desarrollar la propia identidad y priorizarse a un@ mism@
  • Fusión: trascendencia, poder disolver la propia identidad para sentir la conexión con algo más grande que un@ mism@

Espero que esta información te haya sido útil y puedas tener más presente tu propia naturaleza instintiva como ser animal, humano y divino que eres 🙂

Con amor, 

Claudia Ashaya

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