Nuestras raíces son fuente de conexión profunda con la vida y con la historia que nos precede.

Las raíces son canales que permiten absorber el agua y los nutrientes necesarios para desarrollarse, establecen redes subterráneas de conexión con otras plantas y especies comunicándose entre sí, y permiten sostener y crear la base para que las plantas puedan seguir creciendo.

Las raíces van profundo dentro de la tierra, oscura y silenciosa, de descanso y regeneración, nutricia y sostenedora. En esa quietud contienen la esencia de lo viviente y el potencial de lo que puede llegar a convertirse.

El simbolismo de la tierra puede verse reflejado interna y externamente. Nuestro cuerpo es una manifestación de este elemento y las raíces pueden llevarnos a las profundidades de nuestro ser encontrándose con otros potenciales en forma de semilla. La tierra se expresa y manifiesta externamente en forma de naturaleza salvaje, abundante y rica, contenedora de todo lo que acontece.

Cada vez nos hemos ido desconectando más y más de nuestra propia naturaleza, nuestro cuerpo y emociones, y así fuimos olvidando nuestra Raíz Esencial. Nos sumergimos en sociedades distraídas donde es fácil perderse y obviar los anhelos internos del alma. Entonces, nos sentimos frustrados, ansiosos, deprimidos, acelerados, nuestra salud empeora y enfermamos emocional y físicamente.

Volver a lo natural como individuos y colectivo urge.

Necesitamos alinearnos con los ritmos naturales de la vida para nuestro BienEstar, que además es un estado inherente como seres vivos que somos y estamos.

La manera en que nos alimentamos y nutrimos nuestro cuerpo, el nivel de toxicidad que hay en nuestra vida diaria, los espacios en los que nos socializamos, la escucha interna de nuestras necesidades y deseos, el tipo de vínculos que creamos, la alineación entre lo que pensamos, sentimos y hacemos, nuestro sentimiento de autorrealización y confianza en la sabiduría universal… El vínculo con la Raíz Esencial de la vida puede entenderse de muchas formas de la existencia y a muchos niveles de profundidad.

No hace falta llevar a cabo grandes hazañas y logros. Sólo necesitamos volver a poner el foco en lo esencial de la vida, fuera y dentro de nosotros, y el camino se irá dando por sí solo…

Con amor,

Claudia Ashaya